Maestra del Alma (Spanish Edition) (9 page)

BOOK: Maestra del Alma (Spanish Edition)
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16. Los presentimientos de Mayra

Una vez que Alina se hubo acostumbrado al deslumbre de Mayra, descubrió que detrás de una figura venerada había una persona difícil de comprender, llena de complejidades y opuestos. Por un lado era la persona que determinaba la mayor parte de la estrategia en la lucha contra la sombra, por el otro era extremadamente insegura. Por un lado era considerada casi una diosa, por el otro era una persona normal llena de miedos y emociones.

No solo era difícil lograr balancear su deslumbre con la persona que era Mayra, sino que era extremadamente complicado seguir su línea de pensamiento. Mayra razonaba de una forma completamente diferente al resto, llevando a tomar decisiones que nadie más entendía pero sin saber explicarlas tampoco. Parecía saber cosas que ningún otro estaba al tanto o dejarse llevar más por la intuición que por la lógica, y sin embargo, todos la obedecían. Era la iluminada después de todo, ¿quiénes eran ellos simples mortales para ir en contra a sus deseos? Alina sospechaba que ni Mayra misma estaba segura de sus planes y estaba a veces tan estupefacta por lo que decía como el resto.

A la mañana siguiente, durante un desayuno privado con Rashieka, todos con bastante resaca, sin previo aviso o preámbulo Mayra anunció:

—El Demonio Supremo Daesuke nos acompañará el resto del camino a los otros pueblos.

Todos quedaron inmóviles y la miraron incrédulos, Rashieka incluso sonrió tanteando la veracidad del anuncio pensando que era una broma.

—Lo dices en serio. No puedo creerlo —interrumpió Elio incrédulo masajeando sus sienes.

Nuevamente el silencio, Rashieka ya no reía.

—Por supuesto que lo digo en serio. Iremos a hablar con él cuando terminemos de desayunar –respondió, su voz tambaleando solo un poco.

—Querida, no creo que sea prudente... después de todo es la mano derecha de la sombra. Absolutamente nada bueno resultará de tenerlo a tu lado cuando nos preparamos para la batalla final —explicó con cautela Rashieka dejando los cubiertos sobre la mesa hablando lentamente.

—Lo necesitamos, es necesario.

—Mayra, ¡se razonable! ¡Es el Demonio Supremo de quien hablamos! Es una idea estúpida que lo único que tendrá como resultado es matarnos a todos —exclamó Elio perdiendo la paciencia.

—¡He dicho que lo necesitamos y mi decisión es final! —espetó la chica mientras se levantaba y salía de la habitación dejando al grupo sin apetito.

Los preocupados murmullos entre dientes de Emir, que se agarraba la cabeza con las dos manos, fue lo único que se escuchó: 
Pueden salir mal tantas cosas... el Demonio Supremo durmiendo al lado nuestro por las noches.

Por supuesto que la idea de tener de compañero de viaje a una persona que le daba escalofríos y parecía estar rodeada de un aura negra e inquietante no era del agrado de Alina en absoluto, pero tampoco quería ponerse en contra de la decisión de Mayra. Lo único que exigiría sería alguna forma para asegurarse que el demonio no los matase mientras dormía.

Cuando el ambiente cortante del comedor ya no pudo resistirse, los dos chicos, Rashieka y Alina se encontraron con Mayra a la salida de la casa principal y se dirigieron hacia la casa de encierro, como aquí llamaban a la prisión. Mayra seguía ofendida por haber sido cuestionada, Elio seguía sin aprobar la medida, Emir miraba nervioso en todas direcciones como si el Demonio Supremo fuera a hacer estallar algo a su alrededor en cualquier momento, Rashieka miraba a Mayra como si ésta se hubiese vuelto loca y Alina observaba todo expectante.

A diferencia de las otras viviendas de Battousania, la casa de encierro estaba construida dentro de una cueva del otro lado de la ladera de la colina donde estaba construida la ciudad. La entrada era disimulada por una cabaña de madera caoba donde varios guardias vigilaban la abertura a la prisión. Un largo y oscuro pasillo iluminado con antorchas dirigía hacia una caverna más amplia donde se encontraban las diferentes celdas.

En la celda más profunda, la más húmeda y oscura, el demonio Daesuke se encontraba sentado en la precaria madera con paja que servía de cama, recostando su espalda contra la pared. Cuando el grupo se acercó el demonio arqueó una ceja a modo de pregunta pero no dijo una palabra. Se encontraba bastante tranquilo considerando su situación, como si lo que estaba viviendo fuese una simple molestia temporal que se solucionaría en breve.

—Quiero hablar contigo, Demonio Supremo –comenzó Mayra rompiendo el hielo

—Ya lo estás haciendo

—Cuando terminemos de hablar, serás liberado –explicó Mayra, ignorando el comentario insolente.

—Bien, ahora si tienes mi interés. Explícate mejor, esto no puede ser tan sencillo.

—Vendrás con nosotros en nuestro viaje

Daesuke había quedado sin palabras, cosa que, según lo poco que conocía Alina sobre el demonio, no era muy usual. Parecía mirarla como si estuviera hablando con un niño que no sabe lo que dice.

—La iluminada perdió la cordura –dijo parpadeando rápidamente los ojos al cabo de unos segundos.

—Estoy empezando a considerarlo –comentó Elio detrás de la chica ganándose un codazo en el estómago.

—Tus poderes de la mente están controlados por el collar, pero ese no es su único poder. Ayer hablé con Joy vía portal y me dijo que el collar tiene una compañera, una pulsera, y no pueden estar separadas más de cierta cantidad de metros.

—Entonces no podré escaparme bien, tendré que conformarme con matarlos a todos con un viejo y querido cuchillo... o mejor aún, ¡una roca! –dijo Daesuke abriendo los ojos como si fuese una idea de lo más original, golpeando su puño contra su palma.

—La persona que tiene la pulsera es capaz de inmovilizar al que lleva el collar. El collar a su vez tiene la propiedad de devolver al que lo lleva el daño que le haga a otra persona, multiplicado diez veces. Son variaciones del poder de la mente que Lorien logró incluir en las dos joyas a lo largo de los años.

—Un obstáculo menor... —contestó Daesuke, pero con este comentario su semblante se había puesto un poco más serio –¿para qué quieres que vaya con ustedes? Solo puedo ver una dolorosa y horrible muerte para ustedes como resultado.

Emir no pudo controlar un escalofrío y temblar un poco ante tales palabras mientras que Elio parecía demostrar estar totalmente de acuerdo con el demonio estirando su palma hacia Daesuke y mirando a Mayra con una mueca que decía 
"Ves, te lo dije".

—Vendrás con nosotros o por voluntad propia o arrastrado por el poder del collar, tú decides cuál.

—Bien, iré con ustedes pero no garantizo ni ayudarlos ni que pueda controlarme en no matarlos durante mucho tiempo.

—Perfecto, comenzaremos ahora.

Mayra sacó de su morral una pulsera de plata con un dije igual al del collar pero más pequeño y sin dar aviso ninguno lo colocó rápidamente en la muñeca izquierda de Alina. La chica, quedó mirando en shock la pulsera en su muñeca como si fuese un monstruo.

—¿Qué estás haciendo Mayra? ¡Alina no es lo suficientemente fuerte como para controlar a un Demonio Supremo! –rezongó Elio –Sin ofender, Alina.

—Moriremos apenas estemos a una distancia prudencial de Battousania... —agregó Emir en un shock parecido al de Alina.

—¡¿Ella?! ¡¿ELLA?! ¡El Demonio Supremo Daesuke se merece como mínimo que su captor sea la iluminada! Esta chica no es nadie, ¡la desmayare y los matare a todos en la primera curva! No sé si reírme porque esta es la misión más fácil de la historia para la sombra o realmente ofenderme por menospreciar mi poder.

—Quítenme esta cosa –fue lo único que pudo decir Alina intentando de todas maneras sacarse la pulsera, sin éxito.

—No puede sacarse, de la misma forma que el collar tampoco puede sacarse. Alina, tienes una habilidad para leer las personas y es algo q necesitamos con Daesuke. Rashieka por favor abre la puerta de la celda.

—Querida, no crees que debes evaluar un poco más la situación...

—¡Abre la maldita puerta! –gritó Mayra temblando.

Rashieka, hizo una seña a los guardias para que se pusieran en posición y abrió la puerta de la celda con una última mirada de cuestionamiento a Mayra. El demonio salió lentamente de la celda con la elegancia de un gato y se paró frente a Alina que hacía lo posible para que no se notara que su labio inferior temblaba de miedo.

—Quiero mi sobrero de vuelta –dijo Daesuke

—Se lo regalé a la cocinera para que hiciera trapos –respondió Alina haciéndose la valiente.

El Demonio Supremo se abalanzó sobre ella con rabia y Alina se cubrió el rostro con las manos para protegerse, deseando que Daesuke quedase quieto en su lugar. El impacto nunca llegó, cuando volvió a abrir los ojos vio a al demonio inmóvil en el medio de su ataque. Cautelosamente se acercó y tocó el rostro del demonio con la yema de su dedo índice para luego volver a alejarse. Silenciosamente le dio una orden a la pulsera para que dejase mover al demonio, y como por arte de magia Daesuke se desplomó en el suelo. Rápidamente se puso de pie y volvió a intentar atacar a Alina, para quedar inmovilizado nuevamente bajo su voluntad.

—Pensándolo mejor esto puede llegar a ser divertido –dijo Alina, Daesuke volviendo a desplomarse en el suelo.

17. El lado oscuro de Battousania

 

Alina miró al caballo frente a ella con aprensión. Nuevamente le esperaban dolorosos días de caminata y noches a la intemperie, ahora con el agregado de un Demonio Supremo que controlar y vigilar. El cuerno de la valentía había sido enviado vía portal a Joy y sería devuelto al cabo de un par de días, luego que una pequeña parte de él hubiese sido removida, directamente a Rashieka.

Aunque se había esperado una partida vitoreada por los battousanios, la mayoría de ellos miraban desaprobadoramente como el Demonio Supremo se encontraba suelto a su lado. Algunos escupían en el suelo al mirarlo, otros hacían una muestra de desagrado, incluso hubo un par que se manifestaron en contra de que se hubiese dejado en libertad a Daesuke pero fueron acallados por una sola mirada de la iluminada.

—¿Saben qué sería bueno? –dijo en voz alta Alina– Si alguien inventase una carreta que se mueva sola con el poder del vapor de agua, o fuego, o algo así.

Battousania no era exactamente un pueblo de inventores, eran más buen el músculo de Babia, pero Alina se propuso repetirlo en todos los pueblos hasta que alguien decidiese inventar los autos. Si iba a vivir en este mundo prefería no tener que andar a caballo todo el tiempo. Daesuke le hizo una mueca de desconcierto y se subió al caballo con la gracia que a Alina le faltaba.

Sin vítores, sin festejos ni palabras de aliento el grupo se abrió camino hacia fuera de la ciudad.

Avanzaron en silencio, incluso una vez que hubiesen pasado la segunda muralla que rodeaba los plantíos y pastales. Mayra a la cabecera con Elio, Emir en el centro mirando hacia atrás de forma nerviosa, Alina ya sintiendo el dolor en las piernas y Daesuke por último tanteando cuán separado podía estar de Alina.

Solo para distraerse, Alina apuró su caballo a modo de alcanzar a Elio y Mayra, sintiendo el grito de protesta de Daesuke mientras hacía a su caballo acelerar para no ser arrastrado hacia el suelo por la fuerza del collar y la pulsera.

—Eres demasiado insolente. No pueden tenernos de por vida unidos por estas baratijas y cuando todo esto termine y la saquen te ahorcaré con mis propias manos –amenazó cuando logró alcanzarla.

—¿No te cansas de gruñir todo el tiempo? –preguntó ignorando el comentario

—Alina, tú no eres la indicada para dar clases de simpatía –dijo Elio a su lado con una sonrisa.

—Elio, estás comparando a Alina con el Demonio Supremo Daesuke –dijo Mayra–, creo que estás siendo un poco drástico.

Emir solo seguía lanzando miradas nerviosas hacia Daesuke, y casi se cae del caballo cuando el demonio se abalanzó sobre él para asustarlo haciéndolo casi llorar. Ante las carcajadas del demonio, Elio miró a Mayra mientras lo señalaba y acotó:

—¿Ves? ¿El demonio ya se está riendo, cuantas veces has visto a Alina sonreír?

—¡Bien! Ahí lo tienen, soy más malhumorada que la mano derecha de la sombra. Quizás la sombra sea mi nueva mejor amiga.

Mayra miró con reproche a Elio que simplemente se encogió de hombros. Daesuke por su lado parecía considerarlo una opción viable.

—Voy a extrañar un poco ese pueblo, ellos si me hicieron divertir bastante durante la fiesta. ¿Vieron a Aiko bailar? –preguntó Alina volteando a mirar por última vez Battousania antes que desapareciera tras los árboles.

—¿Divertirse en Battousania? ¡¿Cuánto de la ciudad has conocido?! –preguntó el demonio un poco enojado.

—Algo...

—¿Cuánto conoces de los battousanios? –volvió a preguntar el demonio tanteando un poco más.

—Algo...

—¡¿Pero dónde has vivido hasta ahora?! ¿Adentro de un repollo?!

—¡Perdón por no saber el código procesal de los battousanios!

—¡¿El qué?!

—Este va a ser un viaje largo... —susurró Elio.

—No sé qué idea romántica tienes de los battousanios, pero no todo es cuerpos musculosos en la vida por si no te has dado cuenta –acusó el demonio.

—¿No? –dijo Alina en su mejor voz de porrista

—¿Has visto algún anciano en tu estadía? ¿Alguien enfermo? ¿Minusválidos?

Alina fue a responder algo cortante cuando calló de golpe. No había visto a ninguna personas como las que había mencionado Daesuke, nadie mayor de cincuenta, nadie enfermo. Además, para ser un pueblo guerrero todos parecían tener sus miembros intactos. Volteó a mirar a Emir en búsqueda de respuesta pero el chico se encontraba alejado ofendido porque nadie lo había defendido contra Daesuke.

—Aquellos considerados débiles son apartados de la sociedad, viven del otro lado de la colina, cerca de la casa de encierro, en condiciones miserables. Lo honrado, según su cultura, es suicidarse cuando notan que sus fuerzas ya no los dejan luchar, o participar en un duelo a muerte con otro Battousanio. En realidad, cuando no están en guerra, mismo entre ellos, se organizan campeonatos y torneos periódicamente para mantener el estado físico. Los débiles son alentados a participar o son relegados a los barrios bajos en vergüenza y poniendo en duda el honor de sus seres queridos —explicó suavemente Mayra tomando la iniciativa.

—¿Nada sabías de esto? ¿De dónde vienes exactamente? –preguntó Daesuke con desconfianza.

—De adentro de un repollo al parecer –respondió Alina pensando en que no todo es tan bonito como parece después de todo.

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